En función de los productos en los que quieras invertir debes optar por un tipo de cuenta u otro. En Self Bank encontrarás por ejemplo varios tipos de cuentas, todas ellas gratuitas y sin ningún tipo de costes, ni de apertura ni de gestión o mantenimiento.
Si quieres abrir cuenta corriente puedes optar por ejemplo por las cuentas a la vista. Tienes dos opciones, o la cuenta remunerada o la cuenta corriente. Esta última es el tipo de cuenta en la que puedes solicitar las tarjetas y domiciliar tanto los recibos como la nómina.
Y en cuanto a la cuenta remunerada, se trata de una cuenta de ahorro con una alta rentabilidad que se va a mantener siempre desde el primer instante. Dicha remuneración puede incluso aumentar si cumples unas condiciones específicas y elijes la Súper Cuenta Remunerada. En este caso no admite la domicialización, pero siempre llevará asociada una cuenta corriente.
Por otro lado están las cuentas de inversión. Si quieres operar con los fondos de inversión debes elegir la cuenta de fondos, que no admite la domiciliación de ningún pago. Si lo que buscas es operar en los mercados, tanto nacionales como internacionales, lo que debes abrir es una cuenta de la bolsa. Hay varios tipos en función de las inversiones que quieras realizar, y este tipo de cuentas tampoco admiten domiciliación.
Ya conoces todos los tipos de cuentas que te ofrece un banco como Self Bank. Ahora es cuestión de elegir aquella que más te interese en función de tus objetivos e intereses.